Llámalo pereza, flojera, ineptitud, ociosidad o como quieras, pero la
idea de no hacer nada cuando es necesario a menudo se considera una
señal de debilidad o holgazanería. A veces la pereza se presenta cuando
no quieres enfrentar algo, como una tarea aburrida o una confrontación
difícil con alguien. Otras veces, puede deberse a que te sientes
abrumado y piensas que la labor necesita de un equipo completo en lugar
de sólo una persona. Asimismo, también están esos momentos en los que
simplemente no te quieres tomar la molestia de cumplir con una tarea. En
cualquier caso, no es una cualidad deseable.
Parte 1 de 4: Aclarar tu mente
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1
Averigua el verdadero problema. Cada vez que el
monstruo de la pereza amenaza con invadir tu motivación, aléjate y haz
una pequeña evaluación de lo que ocurre en verdad. La pereza
generalmente es un síntoma y no el problema en sí. ¿Cuál es la causa de
tu falta de motivación? ¿Estás cansado, agobiado, temeroso, herido o
simplemente falto de inspiración y bloqueado? Lo más probable es que el
problema sea más pequeño de lo que piensas y que puedas superarlo más
fácilmente de lo que crees.
- Cualquiera que sea el problema que te retiene, haz tu mejor esfuerzo
para descubrirlo. En la mayoría de casos, será un problema o detalle
específico. Encontrar la causa es la única forma en la que realmente
puedes abordarlo. Una vez que lo hagas, podrás lidiar con él
eficazmente.
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Concéntrate en el problema real. Ahora que sabes la
causa de tu pereza, comienza a enfocarte en ella. Puede que la solución
tome más tiempo de lo esperado, pero será permanente. Considera los
siguientes puntos:
- Si estás cansado, comienza a dedicar algo de tiempo a relajarte.
Todos necesitan tener un descanso. Si tu agenda no te lo permite, quizás
debas hacer algunos sacrificios. Pero el resultado final será mucho
mejor.
- Si te sientes agobiado, da un paso atrás. ¿De qué manera puedes
simplificar todo lo que tienes que hacer?, ¿puedes dividirlo en
secciones y hacerlo más pequeño?, ¿puedes hacer una lista de tus
prioridades y encargarte de ellas una a la vez?
- Si tienes miedo ¿a qué le temes? Obviamente esto es algo que te gustaría
hacer. ¿Temes alcanzar todo tu potencial?, ¿o de finalmente lograr tus
objetivos y sentirte infeliz? ¿De qué manera puedes entender que tu
miedo es irracional?
- Si estás sufriendo, quizás la única respuesta sea tiempo. La pena,
la tristeza y todos las emociones negativas no se irán a voluntad.
Nuestras heridas necesitan tiempo para sanar. El presionarte menos para
dejar de sufrir podría ser el catalizador que te ayude a encontrar el
cambio que buscas.
- Si te falta inspiración, ¿qué puedes cambiar en tu rutina?, ¿puedes
exponerte a un ambiente distinto o se trata de un demonio mental que
debes conquistar?, ¿cómo puedes mejorar tu vida cotidiana? Piensa en
función de tus sentidos: la música, la comida, la vista, los sonidos,
etc.
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3
Organízate. Estar rodeado de desorden (aun cuando
sólo sea visual) puede afectar enormemente a nuestras habilidades
motivacionales. Si te es posible mejorar tu vida con un poco de
organización, hazlo. Ya sea tu escritorio, tu auto, tu casa entera o tu
rutina, limpia todo.
- En nuestro subconsciente suceden muchas cosas que no notamos. Ya sea
una desagradable gama de colores, una cantidad de luz inapropiada o la
falta de equilibrio en alguna manera o forma, en algún lugar de nuestra
mente estamos conscientes de ello. Deshazte de ese pequeño pero
disuasivo freno organizándote mejor.
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4
Vigila tu diálogo interno. A veces, los
comportamientos provocan pensamientos y, a veces, los pensamientos
provocan un comportamiento. Toma tus precauciones y deshazte de ese
diálogo interno negativo. Pensar “Dios, soy tan perezoso. No sirvo para
nada” no te llevará a ningún lado. Así que deja de hacerlo. Sólo tú
tienes el control de tus pensamientos.
- Cada vez que pienses que no te estás desempeñando lo suficientemente
bien, dale la vuelta a ese pensamiento negativo y conviértelo en uno
positivo. “Fue una mañana lenta, pero ahora es momento de recargar
energías. En la tarde, ¡me pondré a trabajar!”. Te sorprenderás al saber
que la explosión de positivismo mental podría realmente cambiar tu
perspectiva.
-
Pon en práctica la consciencia plena. Muchos de
nosotros no nos damos un tiempo para detenernos y oler las rosas.
Comemos ansiosamente una gran comida sólo para llegar al postre, al vino
o a la cama con un estómago completamente lleno. Siempre pensamos en la
siguiente gran cosa que haremos en lugar de vivir ese maravilloso
momento que es el presente. Cuando comencemos a vivir el momento,
querremos aprovecharlo.
- La próxima vez que pienses en el pasado o en el futuro, regresa al
presente. Ya sea el ambiente a tu alrededor, la comida en tu tenedor o
la música en tus oídos, deja que te muestre lo genial que es caminar
sobre la Tierra y vivir. A veces, detenerse o aminorar nuestro paso
puede darnos la energía para aprovechar lo que tenemos a nuestra
disposición.
-
Piensa en los beneficios. Muy bien, ya estás enfocado
en el presente. Ahora concentrémonos en un mejor presente. ¿Qué pasaría
si aprovecharas este preciso momento?, ¿qué pasaría si en lugar de
desperdiciar la mañana echado en tu cama te levantaras e hicieras yoga,
terminaras tu trabajo o te prepararas un buen desayuno?, ¿qué pasaría si
lo hicieses prácticamente a diario durante los próximos seis meses?
- Sería maravilloso en verdad. Permite que esas ideas positivas
controlen tu línea de pensamiento y asegúrate de darte cuenta de que una
vez que comiences y desarrolles la costumbre, todo será mucho más
sencillo
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Gracias por tu comentario es muy enriquecedor para el blog.