¿Què puedes hacer para Motivarte?

Qué puedes hacer para motivarte

1. Empieza haciendo cualquier cosa, por pequeña que sea. Lo importante es ponerse en marcha y dar tan solo el primer paso. Luego todo se hace más fácil. Por ejemplo, si tienes que hacer alguna tarea que te resulta desagradable o aburrida, como limpiar la casa, proponte tan solo limpiar una ventana. Una vez en marcha, puedes proponerte el siguiente paso.
2. Haz una lista con tus motivos y no los olvides. Si te has propuesto ordenar el trastero, es porque te gusta tener las cosas ordenadas, porque las encontrarás mejor o porque tendrás una sensación más positiva al entrar en él y verlo todo ordenado. Si te has propuesto estudiar para un examen, piensa que quieres tener el verano libre en vez de pasarlo estudiando o cualquiera que sea el motivo por el que deseas aprobar ese examen. Por tanto, cuando te falle la motivación, recuerda cuáles son tus motivos para seguir adelante.
3. Visualiza el resultado. Imagina que ya has alcanzado tu objetivo, la sensación de logro y de triunfo y los resultados positivos que obtienes.
4. Haz cosas con las que disfrutes. Sin duda, lo que más motiva a una persona es aquello con lo que disfruta mientras lo hace. Si te encanta la fotografía, tendrás una alta motivación para apuntarte a hacer un curso. Si te gusta salir a la calle a correr, estarás motivado para hacer ejercicio. Si echas un vistazo a tu vida y ves que la mayoría de las cosas que haces no te motivan en absoluto, puede ser el momento de hacer algunos cambios. Empieza por preguntarte por qué haces lo que haces (si tus motivos son válidos, si son tus motivos y no los de otros, etc.) y si realmente merece la pena seguir haciéndolo. Si tu vida se ha convertido en un montón de tareas aburridas, necesitas empezar a hacer cosas que te gusten y motiven. De ese modo, te será más fácil afrontar las tareas y obligaciones más aburridas porque tendrás también otras más agradables para compensar.
5. Practica mindfulness con cada cosa que hagas. Si tienes que hacer algo para lo que estás poco motivado, puedes verlo como una oportunidad para practicar mindfulness. No solo hará la tarea menos aburrida y aumentará tu motivación, sino que estarás relajando tu mente y disfrutando de los muchos beneficios que aporta el mindfulness.  Echa un vistazo a la sección sobre mindfulness para saber más sobre este tema.
6. Alimenta tu mente (y tu vida). Una falta de motivación generalizada puede deberse a que tu vida se ha convertido en algo monótono y aburrido en la que apenas hay nada nuevo o desafiante. Imagina que tuvieras que comer siempre el mismo puré insípido para desayuno almuerzo y cena; seguramente perderías buena parte del apetito. Si tu vida se ha convertido en un puré insípido, un buen modo de empezar a cambiar consiste en leer, ya sea libros, revistas, webs, blogs o cualquier cosa que estimule tu mente y te aporte ideas nuevas sobre las que pensar o actuar. Por ejemplo, al leer el apartado sobre mindfulness de este artículo podrías decidir que quieres saber más sobre ese tema, practicarlo, comprobar sus beneficios o incluso buscar algún libro para saber más. Es decir, tendrías una meta y la motivación para alcanzarla.
7. Controla tu ambiente en la medida de lo posible para que te ayude a motivarte. Por ejemplo, tener un ordenador lento que se bloquea constantemente no motiva mucho en el trabajo. Tener que estudiar o trabajar en un ambiente desagradable, frío, oscuro o ruidoso, tampoco. Estar rodeado de gente pasiva y poco entusiasta es otro veneno para la motivación. Por tanto, trata de crearte un entorno lo más favorable posible.
8. Manejar las pequeñas frustraciones. Cuando ya te has puesto en marcha para alcanzar tu meta, pueden surgir de vez en cuando pequeñas frustraciones o problemas de los que piensas que son tontos o poco importantes, que “no deberían” suceder, que suponen una frustración, te apartan de tu camino y hacen que salgan de tu boca tus palabras malsonantes favoritas. Si piensas así de estos pequeños obstáculos, te afectarán tanto que matarán tu motivación. Míralos como a cualquier otro gran problema, como si fueran problemas importantes que requieren que les prestes todo el tiempo que haga falta y considéralos parte del trabajo que debes realizar para llegar a tu meta. De este modo, los estarás aceptando en vez de amargarte pensando que no deberían suceder y los afrontarás mejor.

fuente: Ana Muñoz.  Experta en Motivaciòn.

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