|
El Alzheimer
y alteraciones similares, son una de las enfermedades del siglo
XXI. Aunque la ciencia está en búsqueda de medicamentos
o tratamientos que logren postergar su aparición, cada vez
son más las personas que lo padecen en todo el mundo.
Se controversia
mucho acerca de cuáles son las causas específicas
que generan la enfermedad, pero aún no hay nada escrito.
Lo cierto es que hay hábitos y ejercicios que podrían
tener alguna incidencia en su prevención.
Hábitos
saludables
- Evitar el
cigarrillo: éste podría provocar pequeños
accidentes cerebrovasculares que, en ocasiones, pueden dañar
el cerebro y causar demencia.
- Llevar una
sana y equilibrada alimentación, libre de grasas y rica
en omega 3 y 6, vitamina E, vitamina C, vitamina B12 y ácido
fólico; las cuales benefician al cerebro.
- Hacer ejercicio
físico de forma habitual, mínimo tres veces a la
semana.
- Estar en
permanente actividad mental (leer, estudiar, trabajar, pensar...).
Gimnasia
cerebral
Así
pues, la importancia de tener el cerebro en permanente actividad
y además sacarlo de su usual funcionamiento, es decir, activar
las partes que se encuentran dormidas y estimular el otro lado del
cerebro que no se usa.
Algunos
ejercicios para volverlos parte de la vida diaria:
- Bañarse
con los ojos cerrados, por lo menos una vez a la semana: sólo
con el tacto, localice el jabón, shampoo, ajuste la temperatura
del agua, etc. Esto con el fin de reconocer nuevas texturas y
potencializar los sentidos.
- Usar la
mano que sea menos hábil: la izquierda para los diestros,
o la derecha para los zurdos; para escribir, comer, cepillarse
los dientes, peinarse, abrir un cajón, manejar el mouse
del computador, abrir y cerrar la llave del agua, etc.
- Hacer ejercicios
con los dedos de las manos: unir la yema del pulgar con los demás
dedos y repetir varias veces. Esto ayuda a que los dos hemisferios
cerebrales se conecten.
- Movimientos
cruzados: sentado en una silla, levante la rodilla derecha y tóquela
con la mano izquierda, y viceversa. Se aconsejan series de 10
repeticiones.
- Cambie la
ubicación de las cosas: al saber donde está todo,
la mente construye un mapa y se evita esfuerzos.
- Hacer crucigramas,
rompecabezas, sudokus… juegos que inviten a pensar.
- Caminar
de espalda, puede ser en la casa donde no haya peligros.
- Usar el
reloj en la mano contraria a la que normalmente lo usa.
- Vestirse
con los ojos cerrados.
- Estimular
el paladar con cosas diferentes.
- Leer en
voz alta.
- Ver las
fotos al revés, de cabeza para abajo.
- Mirar la
hora en un espejo.
- Cambiar
de ruta para ir de la casa al trabajo.
Como vemos,
todas las ideas anteriores tienen algo en común: se salen
de la rutina. Las actividades rutinarias hacen que el cerebro funcione
automáticamente y requiera un consumo mínimo de energía,
asimismo, no hay fabricación de neurotrofinas, las cuales
favorecen la memoria y su producción depende de cuan activas
sean las células del cerebro. ¡Así que a ponerlas
en práctica. |
Comments
Post a Comment
Gracias por tu comentario es muy enriquecedor para el blog.